2009-11-13

Deuda pública, es un error estigmatizarla

Entre las peores herencias que nos dejó el periodo de mayor irresponsabilidad en el manejo de la economía nacional —los sexenios de José López Portillo y Luis Echeverría— se encuentra el estigma sobre la deuda pública.

El fantasma de la deuda externa, que durante muchos años se consideró no sólo impagable, sino el peor lastre de la sociedad mexicana, nos llevó a considerar como un “pecado” el que cualquier gobierno pensara siquiera en financiar el presupuesto con créditos.

El endeudamiento irresponsable es, desde luego, un problema y a nadie debe permitírsele que hipoteque el futuro colectivo echando mano de préstamos injustificados o que comprometan las finanzas públicas.

Pero fuera de ello, a nadie debiera causarle problema alguno el que se recurra al crédito para realizar obras, apuntalar proyectos de infraestructura o detonar el crecimiento del país, un estado o los municipios.

El comentario viene al caso a propósito del reconocimiento realizado por el Gobierno del Estado en el sentido de que se ha contratado deuda por un monto de mil millones de pesos durante el actual sexenio.

El punto interesante de tal reconocimiento consiste en que al hacerlo, el gobernador Humberto Moreira pareciera esforzarse demasiado en convencernos de que la deuda “no es su culpa”.

Y es que al tiempo que finalmente se reconoce el endeudamiento —por mucho tiempo soslayado— se hace énfasis en que la Federación “le debe” dinero a Coahuila y se exige que lo pague, advirtiendo de paso que si se descubre que se trata de un “castigo”, se hará una “gran denuncia pública”.

Por supuesto que si el Gobierno de la república le está reteniendo dinero a nuestro estado de forma injustificada debe protestarse y los ciudadanos debemos unir nuestras voces a la del Gobierno estatal, pues no existe argumento válido para ello.

Pero también es cierto que al saldar la Federación su deuda con nosotros el dinero no deberá usarse para pagar los créditos contratados, porque sería una pésima idea emplear dichos recursos en desaparecer el endeudamiento público de la entidad.

Si la Federación le adeuda 700 millones de Coahuila, que nos los pague, pero que a nadie se le ocurra usarlos para cubrir deudas de la entidad, porque ese dinero lo necesitamos en este momento para apuntalar el presupuesto público de los próximos meses.

Así pues, que nadie se asuste —y menos aun el Gobierno del Estado— porque deba contratarse deuda para financiar el gasto público. Para eso sirve justamente el haber heredado unas finanzas sanas de los anteriores gobiernos estatales, para hacerle frente a los tiempos de “vacas flacas”.

Fuente Vanguardia Saltillo

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