2009-11-12

La politica en México por Denise Dresser

Las decisiones gubernamentales deberían tomarse en función del interés público y la mucha obra pública no cumple con ese requisito, pues “está hecha para enaltecer la figura del gobernador en turno, o para distribuir contratos de obra entre los familiares y los cuates, para tener después obra pública mal realizada y que realmente no contribuya al desarrollo”.

Así lo sostuvo la doctora en Ciencias Políticas y periodista Denise Dresser Guerra, de visita ayer en la ciudad para participar en la Primera Semana Estatal de Transparencia, organizada por el ICAI con la colaboración del ITESM campus Saltillo, en la sede de este último.

Recursos opacos
Cuestionada expresamente por el desempeño del Gobierno local, agregó que las transferencias a los estados son “islotes” de opacidad.

“A los estados se les dieron los últimos 10 años el equivalente al Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y ¿dónde está la prosperidad? No es obvia, precisamente porque mucho gasto
se ha ido a la construcción de clientelas y de infraestructura que después no termina siendo funcional para el desarrollo”, expresó.

Luego de enumerar a la pobreza, la falta de oportunidades de movilidad social, la mala estrategia económica del país (encaminada a la extracción de recursos y no a la profesionalización de su gente), el saqueo gubernamental y la inexistencia de una educación de calidad —ésta, a su vez, debida a la pobre infraestructura y al “casamiento” del presidente en turno con la dirigencia corrupta del SNTE—, como las principales causas de la proliferación de ciudadanos clientelares.

Lamentablemente, señaló, “en un país donde el promedio de educación es de ocho años, no se educa ni existen condiciones para la ciudadanía exigente; lo que sí existen son condiciones para la reproducción de clientelas y es una costumbre viva en el PAN y en el PRI, ir construyendo bases electorales en función de dádivas y esto no es reciente, es una forma de hacer política que el priísmo revolucionario crea y esa es la manera en que se sigue haciendo política en el país, a base de la distribución y no de la representación o la eficacia”.

Participación ciudadana
La editorialista subrayó por otra parte que la falta de indignación de los ciudadanos y la “convicción compartida de que México es incambiable”, equivale a complicidad con el desastre de la mala administración pública y es necesario que los ciudadanos vigilen a quienes los gobiernan, por lo que llamó a hacer, por ejemplo, “marcaje personal a su diputado para que explique cómo vota, qué iniciativas ha presentado….
“En democracias funcionales hay partidos, pero no abusan y no monopolizan la vida pública porque hay un sinnúmero de organizaciones ciudadanas, porque alguien se indignó porque no dejaban votar a las mujeres y armó el movimiento sufragista; alguien se indignó porque no dejaban votar a los afroamericanos y empezó a marchar y armar el movimiento por los derechos civiles… Eso se puede hacer en México”, expresó Dresser.

Sin embargo, reconoció, en nuestro país, la participación ciudadana activa no sólo se topa con la represión, “se topa también con la falta de un andamiaje institucional que le dé peso a esa participación; no tiene costo ignorar las expresiones ciudadanas”.

De ahí que, concluyó, es necesario comenzar por exigir un sistema con verdadera representatividad y cambios a las leyes, que incluyan el plebiscito, la reelección de diputados, las candidaturas ciudadanas y otras reformas democráticas.

Fuente Vanguardia Saltillo

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